Ronaldo Vizcaíno, de 27 años, fue asesinado por su hermano menor tras una historia marcada por conflictos, celos y dolor.
La madrugada del domingo fue la última para
Ronaldo Ronaldinho Vizcaíno Mendoza, un joven albañil que dos días antes había celebrado su cumpleaños número 27. Murió a manos de su propio hermano,
Fernando González Vizcaíno, en un nuevo episodio de una tragedia que, según su familia, “se venía venir”.En la entrada de Medicina Legal,
María Concepción Mendoza, la abuela que lo crió desde los dos meses de nacido y que insiste en que “fue su madre”, no podía ocultar el dolor. Entre sollozos, recordó una historia de tensiones familiares, peleas constantes y amenazas que terminaron en tragedia.“Siempre había problemas entre ellos… Fernando le robaba, le dañaba la ropa, se metía a la casa y se llevaba el dinero. Ese sábado discutieron fuerte. Mi hijo me dijo: ‘Mami, Fernando me va a matar’”, narró María Concepción.El sábado 6 de septiembre, Ronaldo regresó del trabajo y se encontró con uno de sus pantalones rotos, presuntamente por su hermano. Fue el inicio del enfrentamiento final. A pesar de los intentos por mediar, los golpes y amenazas se intensificaron.La noche del sábado, Ronaldo compartía unas cervezas con una tía en su vivienda en el barrio
Villa San Carlos, al sur de
Barranquilla. Más tarde, salió a la esquina y se quedó solo en la calle. Minutos después,
se escucharon los disparos. “Mataron a Ronaldo”, avisaron los vecinos.
Un gesto frío tras el crimen
Según el testimonio de sus familiares,
Fernando huyó con ayuda de un cómplice, pero antes lo llevó hasta la clínica San Ignacio. Ronaldo resistió ocho horas antes de fallecer debido a las heridas.Lo más doloroso, relatan, fue la actitud de Fernando después del hecho:“Pasó por la casa burlándose, diciendo que no había sido él, que lo había matado otro. Y se puso a jugar en la maquinita, como si nada”, señaló un tío.La Policía lo capturó inicialmente, pero según la familia,
fue dejado en libertad por falta de pruebas contundentes.
Justicia, aunque sea contra un nieto
María Concepción clama por justicia, aunque eso signifique ver tras las rejas a otro de sus nietos. “Mi hijo no merecía morir así. Que las autoridades me respondan”.Ronaldo deja una hija de 9 años y un vacío irreparable en una familia marcada por la división, el dolor y ahora, una pérdida que quizá se pudo evitar.