Un fenómeno silencioso, pero devastador, sigue golpeando con fuerza a comerciantes del área metropolitana de Barranquilla: la extorsión. Según cifras recientes, las denuncias por este delito se dispararon en un 40 % en los últimos 20 meses, revelando una escalada alarmante del crimen organizado.En cifras, Barranquilla lidera con 436 denuncias, seguida de Soledad con 170, Malambo con 40, Puerto Colombia con 13 y Galapa con 9. Una situación que ha obligado al cierre de al menos 50 negocios en lo que va del 2025, de los cuales solo 30 lograron reabrir antes de abril. Los demás permanecen con candado en la cortina metálica y miedo entre las paredes.La respuesta institucional ha sido contundente: el Gaula de la Policía Metropolitana reporta 172 capturas este año, superando las 145 registradas en 2024. Sin embargo, la percepción ciudadana aún se debate entre la desconfianza y el terror.
Orlando Jiménez, presidente de la Unión Nacional de Comerciantes (Undeco), aseguró que el aumento en las cifras refleja más valentía que deterioro: “Se cree que hay más extorsión, pero lo cierto es que hay más denuncias. Las campañas del Gaula han servido para que los afectados pierdan el miedo y denuncien”.Desde 2019, la extorsión dejó de ser un rumor de esquina para convertirse en una amenaza transversal. En Soledad y Malambo, afecta a todos los barrios; en Barranquilla, golpea con más fuerza al suroriente, seguido de sectores en la Metropolitana y el suroccidente. El norte y Riomar no están exentos, aunque con menor intensidad.La extorsión ya no distingue zonas ni perfiles. Se infiltra en panaderías, tiendas, peluquerías y ferreterías por igual. El reto, ahora, es que el esfuerzo de las autoridades se mantenga y que los ciudadanos sigan rompiendo el silencio. Porque callar —en este caso— también cuesta.