El tradicional arribo del Buque Escuela ARC Gloria a la capital del Atlántico este año no fue motivo de celebración. La jornada, que usualmente marca el cierre del crucero de instrucción de grumetes con orgullo naval y emoción familiar, se tornó en tragedia.
Este lunes, tras una intensa búsqueda de más de 24 horas, unidades de Guardacostas de la Armada Nacional hallaron el cuerpo sin vida del grumete Julián Fernando Condia Bello, quien cayó al río Magdalena el pasado sábado 31 de agosto mientras se realizaban las maniobras de entrada a puerto.
Un accidente que enluta a la Armada
Los hechos, aún en investigación, ocurrieron durante las labores de alistamiento final del Gloria, a pocos metros del canal de acceso al puerto de Barranquilla. El joven grumete, parte de la tripulación en formación, cayó al agua en circunstancias que no han sido esclarecidas.
De inmediato, la Armada activó los protocolos de emergencia. Se desplegaron unidades de superficie, apoyo aeronaval y personal especializado en búsqueda y rescate. Pero no fue sino hasta este lunes que se confirmó el hallazgo del cuerpo del suboficial.
Una familia en duelo, una institución de luto
Desde el primer momento, la Armada Nacional conformó un equipo multidisciplinario para brindar acompañamiento a la familia del grumete Condia Bello. Al mismo tiempo, se ordenó una investigación interna para determinar con claridad qué ocurrió ese día en cubierta.
La Alcaldía de Barranquilla, que tenía previstas actividades de bienvenida para el Gloria, decidió cancelar todo acto protocolario por respeto a la memoria del joven fallecido y al duelo que atraviesa su familia y la institución naval.
Un adiós inesperado
Julián Fernando Condia Bello, como tantos otros grumetes, se embarcó en el Gloria con sueños de mar, disciplina y patria. Su viaje terminó antes de tiempo, en aguas que conocen bien los navegantes colombianos, pero que esta vez se tornaron implacables.
Hoy, la bandera ondea a media asta. Y en lugar de aplausos, hay silencio en el muelle. La Armada despide a uno de los suyos, mientras el país mira al Magdalena con tristeza.