En una operación de alto impacto contra el narcotráfico transnacional, la Policía Nacional de Colombia logró la incautación de 4,1 toneladas de cocaína en el puerto de Santa Marta. La droga, hábilmente camuflada entre cargamentos de harina, tenía como destino final la ciudad de Amberes, en Bélgica, y su valor en el mercado ilegal europeo supera los 111 millones de euros. Según las autoridades, este importante decomiso impidió que aproximadamente 10 millones de dosis llegaran a las calles de ciudades europeas, evitando así consecuencias devastadoras para la salud pública y debilitando sustancialmente las estructuras financieras de organizaciones criminales internacionales.
La incautación fue posible gracias a un meticuloso trabajo de inteligencia que permitió identificar el cargamento sospechoso antes de que abandonara el país. Los investigadores detallaron que la cocaína estaba distribuida de manera estratégica dentro de sacos de harina, lo que exigió una inspección minuciosa con apoyo de tecnología de punta y unidades caninas especializadas. Este hallazgo refleja no solo la sofisticación de las mafias para ocultar sus cargamentos, sino también la capacidad operativa y el compromiso de las fuerzas de seguridad colombianas para neutralizar sus acciones.
Desde la Dirección Antinarcóticos, se subrayó que este tipo de operaciones no se limita a la incautación de droga: forman parte de una estrategia integral orientada a desmantelar las rutas del narcotráfico, afectar directamente las economías ilícitas que lo sostienen y proteger vidas, al reducir la disponibilidad de sustancias ilegales en el mercado global. “Cada tonelada incautada representa menos violencia, menos muerte, menos destrucción para nuestras comunidades y para muchas otras más allá de nuestras fronteras”, señalaron voceros de la institución.
Con este resultado, el acumulado de incautaciones de cocaína en lo corrido de 2025 asciende a 264 toneladas, una cifra que evidencia la ofensiva permanente que lidera la Policía Nacional en todos los corredores estratégicos del país. Las autoridades insistieron en que el narcotráfico sigue siendo una de las mayores amenazas a la seguridad nacional y reiteraron su compromiso de continuar enfrentándolo sin tregua, apoyados en inteligencia, cooperación internacional y el fortalecimiento de los controles portuarios.
Esta operación, además de evitar la circulación de un alijo de cocaína de proporciones industriales, envía un mensaje claro a las organizaciones criminales: sus intentos de burlar a las autoridades serán enfrentados con rigor, tecnología, coordinación internacional y una firme voluntad institucional de frenar el flagelo que ha marcado a Colombia durante décadas.