Durante el último día de la cumbre del G7 en Canadá, los líderes de las principales democracias industrializadas reafirmaron su respaldo a Ucrania frente a la invasión rusa, en medio de un nuevo y devastador ataque sobre Kiev y tras la sorpresiva salida del presidente estadounidense Donald Trump, quien alegó motivos relacionados con el conflicto entre Israel e Irán.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski llegó este martes 17 de junio a Kananaskis, en las Montañas Rocosas canadienses, para solicitar mayor apoyo de sus aliados justo cuando Ucrania enfrenta uno de los bombardeos más letales desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022. Al menos 14 personas murieron en la capital ucraniana a causa del ataque.
Zelenski pidió a los miembros del G7 más ayuda militar y financiera, reiterando que Ucrania está dispuesta a un alto el fuego incondicional, pero necesita más presión internacional sobre Moscú. “Es importante que nuestros soldados permanezcan fuertes hasta que Rusia esté lista para las negociaciones de paz”, declaró.
El primer ministro canadiense Mark Carney, anfitrión de la cumbre, anunció una nueva ayuda militar a Ucrania por 1.470 millones de dólares, enfocada en drones y vehículos blindados, así como un préstamo adicional de 1.700 millones de dólares para la reconstrucción del país. Asimismo, Canadá y Reino Unido acordaron endurecer sanciones contra la “flota fantasma” de Rusia, utilizada para eludir restricciones sobre sus exportaciones de petróleo.
Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron denunció el “cinismo” del presidente ruso Vladimir Putin, al intensificar los ataques a civiles aprovechando la atención internacional centrada en Oriente Medio.
El primer ministro británico Keir Starmer destacó que las nuevas sanciones buscan debilitar directamente la maquinaria de guerra rusa. “Estas sanciones asfixian su capacidad para continuar su guerra bárbara”, afirmó.
Aunque Trump se retiró de la cumbre antes del encuentro con Zelenski, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, insistió en que la guerra en Ucrania sigue siendo una prioridad para el G7, incluso con la creciente tensión en otras regiones.
Un diplomático europeo, bajo condición de anonimato, reconoció que la ausencia de Trump facilitó las discusiones, pero también disminuyó el impacto político del encuentro: “Sin la nación más poderosa presente, las decisiones pesan menos”.