Las fuertes lluvias que desde el pasado 10 de diciembre afectan a la Franja de Gaza han agravado la ya crítica situación humanitaria en el territorio. Las precipitaciones, inusualmente intensas para esta época del año, han inundado campamentos improvisados y han obligado a más de 1.500 palestinos a desplazarse nuevamente, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
En sectores como el barrio de Zeitun, en Ciudad de Gaza, las carpas han quedado rodeadas de agua y lodo. Familias enteras han debido cavar zanjas alrededor de sus refugios para intentar contener las inundaciones, mientras los toldos, saturados por el agua, amenazan con colapsar. En medio del lodazal, niños y adultos permanecen a la intemperie tratando de resguardar lo poco que tienen.
OCHA reportó que los desplazamientos más recientes provienen principalmente de Jan Yunis, en el sur del enclave, hacia la ciudad de Gaza. Durante los primeros días del temporal, al menos ocho personas murieron por derrumbes o hipotermia. La organización advierte que aún no ha podido contabilizar los movimientos generados por las lluvias más intensas registradas el jueves.
En al-Zawaida, en el centro de la Franja, el agua estancada llega a las pantorrillas y obliga a los residentes a desplazarse sobre islotes de arena. “La noche pasada fue terrible; los niños quedaron empapados, las cobijas igual. No sabíamos a dónde ir”, relató a AFP Suad Muslim, una mujer que vive con su familia en una tienda improvisada. La falta de zapatos, ropa seca y carpas adecuadas agrava la situación de miles de familias.
La ONU alerta que 761 sitios que albergan a cerca de 850.000 desplazados se encuentran en alto riesgo de inundación. La devastación causada por más de un año de conflicto ha dejado infraestructuras incapaces de absorber la lluvia, aumentando el peligro de derrumbes y afectaciones severas.
Según Mahmud Bassal, portavoz de la Defensa Civil de Gaza —administrada por Hamás—, la tormenta causó la muerte de una persona tras el colapso de un muro debilitado. La entidad insistió en que muchas familias continúan viviendo en estructuras parcialmente destruidas y, por tanto, altamente vulnerables.
Bassal señaló que las actuales carpas no son una solución viable. “Lo que debe suministrarse ahora son refugios móviles, equipados con paneles solares, dos habitaciones, baño y las instalaciones necesarias. Solo entonces podrá comenzar la reconstrucción”, afirmó.
Las lluvias, habituales al cierre del otoño y durante el invierno, han tenido un impacto especialmente severo en un territorio donde la infraestructura básica ha sido destruida o deteriorada, y donde la población ya enfrenta desplazamientos recurrentes tras más de un año de conflicto.









