El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvo una conversación por videoconferencia con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en un primer contacto calificado como “amistoso” por la Presidencia brasileña. El foco de la llamada fue la solicitud de Lula para que EE. UU. revise las sanciones y aranceles impuestas a Brasil.
La conversación, que duró 30 minutos, se desarrolló en un “tono amistoso” y recordó la “buena química” que ambos líderes tuvieron durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Según el comunicado oficial, el presidente Lula formalmente “solicitó” a Trump dos acciones principales:
- La retirada de los aranceles adicionales del 40% aplicados a los productos brasileños.
- La eliminación de las medidas restrictivas (sanciones políticas, como la revocación de visados) impuestas contra autoridades brasileñas.
Estas sanciones fueron adoptadas por Estados Unidos como represalia por el juicio en el que el expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años de cárcel por golpismo.
Lula aprovechó la conversación para destacar el superávit comercial que EE. UU. mantiene con Brasil y describió el contacto como una oportunidad para la “restauración de las relaciones amigables de 201 años entre las dos mayores democracias de Occidente”.
Durante la llamada, Lula propuso a Trump un encuentro presencial en la cumbre de la Asean en Kuala Lumpur el próximo 26 de octubre, o incluso la posibilidad de viajar a Estados Unidos. Además, el líder brasileño invitó a Trump a la cumbre de la ONU sobre cambio climático (COP30) en Belém en noviembre.
Para dar seguimiento al diálogo, Lula designó a su vicepresidente y ministros de Comercio e Industria (Geraldo Alckmin), Relaciones Exteriores (Mauro Vieira) y Hacienda (Fernando Haddad). Por su parte, Trump designó al secretario de Estado, Marco Rubio. Ambos líderes intercambiaron sus teléfonos para mantener una vía directa de comunicación.
El vicepresidente Alckmin describió la conversación como “extremadamente positivo”, “distendido” y “provechoso”, señalando que “no hay razones” para los aranceles y sanciones.