Los recientes ataques israelíes contra objetivos estratégicos en Irán habrían dejado más de 70 muertos y más de 300 heridos, según informó la agencia Fars, cercana a la Guardia Revolucionaria iraní. Las cifras aún no han sido confirmadas por las autoridades oficiales del país.
Entre los fallecidos se encuentran altos mandos militares, como el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Mohamad Hosein Baqerí; el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, general Hossein Salamí; y el jefe de la Fuerza Aeroespacial, general Amir Ali Hajizadeh. También se reporta la muerte del general Gholam Ali Rashid, responsable de la base aérea Khatam ol-Anbiya, y de al menos seis científicos nucleares.
Los ataques aéreos, que ocurrieron en la madrugada y se extendieron a lo largo del día, alcanzaron un centenar de objetivos en territorio iraní. Entre ellos figura la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, confirmada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) como uno de los sitios impactados.
Además de las instalaciones militares y nucleares, se reportaron bombardeos en zonas residenciales de Teherán, lo que ha elevado la tensión en la región.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, condenó los ataques y advirtió que Israel “recibirá un destino amargo y doloroso”. En la misma línea, el presidente Masud Pezeshkian anunció una “respuesta poderosa” de la República Islámica: “La nación iraní no permanecerá en silencio ante este crimen”, afirmó en un mensaje televisado.
La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de esta escalada sin precedentes entre ambos países, mientras crece la preocupación por un posible conflicto regional de mayores dimensiones.