Tras 21 días de su aparición, la nueva variante ómicrom del Covid-19 escaló su nivel de riesgo “a muy elevado” y con el agravante que, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, la sola vacuna no sería suficiente para frenar su avance.
Con una inédita velocidad de propagación, la creciente resistencia de los antivacuna y los encuentros tanto familiares como masivos con ocasión de las festividades decembrinas, ómicron se encamina a convertirse, a mediados de enero, en la variante dominante en Europa.
El mundo está en alerta máxima porque, como ninguna otra de sus antecesoras, esta nueva variante en tan poco tiempo se propagó por todos los continentes. Al listado de la Organización Mundial de Salud que consignaba su presencia en 77 países, se sumó ayer Ecuador con el positivo a ómicron de un ingeniero de la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario de Ecuador (48 años).
Lo que más preocupa a las autoridades epidemiológicas es que las festividades de Navidad y fin de año, tradicionalmente de encuentros familiares, actos religiosos y eventos masivos se conviertan en propicios para la expansión de ómicron, por el relajamiento de medidas sanitarias básicas.
Ante los seguimientos estadísticos del coronavirus y las tendencias de su comportamiento, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (EDCD) presentó un informe en el que urge una “acción fuerte” ya que “la sola vacunación no bastará”.
“Es urgente que se adopten medidas enérgicas para reducir la transmisión, reducir la pesada carga sobre los sistemas sanitarios y proteger a los más vulnerables en los próximos meses”, añadió el ECDC, que abarca los 27 países de la UE, Noruega e Islandia.
Para el ECDC, utilizar las mascarillas, teletrabajar, evitar los lugares concurridos y los transportes públicos, quedarse en casa cuando se está enfermo, ventilar y mantener un alto nivel de higiene “siguen siendo una prioridad”.