Luego de que el jefe de la milicia privada Wager, Yevgueni Prigozhin, se declarara en rebeldía contra las fuerzas militares rusas denunciando que en un bombardeo en Ucrania dos mil tropas suyas fueron asesinadas por las autoriades de su país, el presidente Vladimir Putin se pronunció y calificó como una traición y un golpe por la espalda esta declaratoria.
“Cualquier revuelta interna es una amenaza mortal para nuestra condición de Estado, para nosotros como nación; es un golpe para Rusia, para nuestro pueblo. Nuestras acciones para proteger al país de una amenaza así serán duras. Todos los que deliberadamente tomaron el camino de la traición, que tomaron el camino del chantaje y de los métodos terroristas, sufrirán un castigo inevitable”, declaró el presidente.
Según Putin, esta declaración en rebeldía por parte de Prigozhin corresponde a sus ambiciones personales: “Es una puñalada por la espalda para nuestro país y nuestro pueblo. A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales”.
“Controlamos las instalaciones militares de Rostov, incluyendo el aeródromo. Los aviones parten normalmente a las misiones de combate, la aviación médica también sale; no hay ningún problema. Lo único que hacemos es impedir que la aviación de asalto nos bombardee y garantizar que bombardee a los ucranianos”, dijo.
En medio de esta confrontación, el ministerio de Defensa ruso prometió “garantizar la seguridad” de los combatientes del grupo paramilitar si se distancian de lo que han catalogado como la “aventura criminal” de su jefe.