La victoria de Margarita Guerra como nueva gobernadora del Magdalena desató una fuerte división dentro de la izquierda colombiana y reavivó tensiones entre el presidente Gustavo Petro y el exgobernador Carlos Caicedo. El resultado electoral también involucró al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien salió en defensa de Caicedo y criticó al petrismo.
Guerra, apoyada por el movimiento Fuerza Ciudadana, derrotó al candidato del Pacto Histórico, Rafael Emilio Noya. La contienda evidenció nuevamente la ruptura entre el caicedismo y el petrismo, que midieron fuerzas tras la nulidad de la elección de Rafael Martínez.
Durante un consejo de ministros transmitido por RTVC, Petro lanzó duras críticas contra Caicedo, señalando que su decisión de no respaldar al candidato del Pacto Histórico debilitó al progresismo en la región. “Yo no puedo estar con organizaciones que se dicen de izquierda que buscan dividir a la izquierda en este momento”, afirmó el mandatario, visiblemente molesto. Según él, estas fracturas terminan beneficiando a los sectores tradicionales y a quienes han generado crisis humanitarias.
Aunque Caicedo aún no ha respondido públicamente, su círculo cercano aseguró que lo hará en las próximas horas. Entre tanto, Daniel Quintero reaccionó de inmediato y respaldó al exgobernador. En redes sociales, acusó al Pacto Histórico de excluir a numerosos líderes, incluido él mismo. “El Pacto Histórico obró mal, no solo conmigo, con Carlos Caicedo y cientos de candidatos que fueron excluidos y que hoy buscan espacios de participación”, escribió.
Las tensiones se dan en un contexto en el que, de cara a 2026, Fuerza Ciudadana ya confirmó que no integrará la lista cerrada al Congreso del Pacto Histórico, sino que presentará su propia lista abierta, como en 2022. Caicedo insiste en que “el frente amplio no existe” y afirma que nunca ha visto una propuesta programática o reglamento que permita su participación.
Pese a los esfuerzos de Petro por integrar al líder costeño al Pacto Histórico, Caicedo continúa fortaleciendo su propio proyecto político, atrayendo a dirigentes inconformes con el Gobierno y marcando distancia en un momento clave para la reconfiguración de la izquierda rumbo a las próximas elecciones.








