Cartagena pone fin a las carrozas con caballos y enciende la polémica: arrancan los coches eléctricos en el Centro Histórico
Desde este lunes 29 de diciembre, Cartagena inicia una de las transformaciones más profundas de su actividad turística: queda prohibida de manera definitiva la circulación de vehículos de tracción animal en el Centro Histórico y el cordón amurallado. En su reemplazo, comenzaron a operar las primeras carrozas eléctricas, marcando un giro hacia la movilidad sostenible y la protección animal.
La medida quedó oficializada con un decreto distrital que redefine el modelo de transporte turístico en la ciudad amurallada. La administración distrital aseguró que se trata de un paso histórico para erradicar el maltrato animal, modernizar la experiencia de visitantes y ordenar una actividad que por años operó con vacíos normativos.
“Es una decisión que responde al clamor ciudadano y a una visión de ciudad moderna, ambientalmente responsable y socialmente justa”, señaló el alcalde Dumek Turbay, al destacar que la transición busca dignificar tanto a los animales como a los trabajadores del sector.

Fin de la tracción animal en el corazón turístico
La normativa prohíbe bajo cualquier modalidad el uso de caballos para arrastrar carrozas dentro del Centro Histórico, alineándose con el Plan de Desarrollo Distrital y con una política de turismo sostenible. El Distrito explicó que la decisión también apunta a mejorar la movilidad peatonal y vehicular en una zona de alta congestión.
Fuera del perímetro amurallado, el tránsito de carrozas quedará bajo regulación estricta del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT), que definirá rutas, horarios y condiciones operativas durante el periodo de transición.

Protestas y anuncio de huelga de hambre
La decisión no estuvo exenta de controversia. Integrantes de la Asociación Cartagenera de Cocheros anunciaron marchas y una huelga de hambre indefinida en rechazo a la implementación del nuevo modelo. Las manifestaciones comenzaron en el sector de Cabrero y se extendieron por varias plazas del Centro Histórico.
Los cocheros aseguran que el proceso no ha sido suficientemente concertado y exigen la intervención de autoridades nacionales para revisar el alcance de la medida y las condiciones de transición laboral.
Control a la informalidad y freno a monopolios
Uno de los puntos clave del nuevo esquema es el control estricto a la operación. El Distrito autorizó únicamente 62 carrozas eléctricas, número que coincide con el censo oficial de coches tradicionales existentes. No se otorgarán nuevos permisos y cualquier vehículo que opere sin autorización será inmovilizado.
Las carrozas, la estación de carga y los equipos tecnológicos son propiedad del Distrito. Los cocheros registrados podrán acceder a su uso mediante un mecanismo económico territorial, pero no podrán venderlas, alquilarlas ni transferirlas a terceros.

Tecnología limpia y vigilancia permanente
El sistema incorpora una estación de intercambio de baterías alimentada con energía solar, garantizando una operación con baja huella de carbono. Cada carroza cuenta con GPS para monitorear recorridos y horarios, así como terminales POS para facturación electrónica, cumpliendo con la normativa tributaria.
Además, un motocarro-taller eléctrico estará disponible para atender fallas técnicas en plena operación, evitando interrupciones en el servicio turístico.
Sanciones para quienes incumplan
Las autoridades advirtieron que habrá sanciones para los operadores que alteren tarifas, incumplan normas de tránsito o descuiden el mantenimiento de los vehículos. Las multas se aplicarán conforme al Código Nacional de Tránsito y la legislación vigente en transporte.
Con esta decisión, Cartagena se suma al grupo de ciudades de la región que apuestan por un turismo sin maltrato animal, aunque el reto inmediato será lograr una transición socialmente equilibrada en medio de la resistencia de un sector que durante décadas hizo parte del paisaje histórico de la ciudad.









