En la Ciudadela Metropolitana, tercera etapa, las lágrimas ya no alcanzan para apagar la angustia. Han pasado cuatro días desde que un fuerte vendaval arrasó con techos, paredes y sueños. Y hoy, con una nueva lluvia, lo poco que quedaba volvió a perderse. Lo que no se llevó el viento, lo terminó de destruir el agua.
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“Ya no sabemos dónde más pedir ayuda”, dice una madre de familia, rodeada de láminas retorcidas y colchones empapados. “Llevamos cuatro días sin luz, sin agua, sin respuesta. Nos inundan dos veces: una con la lluvia, y otra con la indiferencia”.
Mientras los damnificados intentan cubrir con plásticos lo que alguna vez fueron hogares, no hay presencia visible de la Alcaldía de Soledad ni de organismos de emergencia. Los vecinos denuncian que la administración municipal, liderada por Alcira Sandoval, no se ha pronunciado ni ha enviado asistencia humanitaria básica.
“Todo aquí se mueve si hay negocio. Si no es rentable, simplemente no les importa. Y los que perdemos somos siempre los mismos: el pueblo”, expresa un habitante con resignación.
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El grito de auxilio resuena en redes sociales, grupos de WhatsApp y esquinas inundadas: “¡SOS, Soledad nos duele!”. Pero aún no ha sido suficiente para despertar la atención de quienes tienen el poder de actuar.