El municipio amaneció este lunes sumido en un inquietante silencio. Por segundo día consecutivo, los motocarros —el medio de transporte popular y vital para miles de personas— no salieron a las calles.
La razón: un panfleto intimidante que circula entre los conductores y usuarios, supuestamente firmado por miembros de la banda criminal Los Costeños, exige el pago de extorsiones bajo amenaza de muerte.
Aunque la Policía Metropolitana de Barranquilla ha dicho que el panfleto es “falso”, la percepción ciudadana es otra: el miedo es real, las balas también lo han sido. La semana pasada, dos mototaxistas fueron asesinados en el barrio La Arboleda. Desde entonces, el temor ha desplazado a la actividad.
En sectores como Soledad 2.000, Ciudad del Puerto, La Inmaculada, El Percal y el Bulevar de la calle 54, la ausencia de motocarros es total. No hay carreras, no hay pasajeros, no hay motores. Solo tensión.
“Preferimos perder el día que perder la vida”, dijo uno de los conductores que decidió no salir.
El día anterior, la Alcaldía anunció un consejo de seguridad, pero la ciudadanía aún espera acciones concretas. No hay anuncios oficiales sobre refuerzos policiales, vigilancia o planes de protección, mientras el transporte informal —tan esencial para el municipio— sigue paralizado.
“Necesitamos garantías. Nadie quiere ser el próximo en caer”, dice con voz baja un motocarrista que pide no ser identificado. “Aquí lo que falta no es voluntad del pueblo, sino reacción del Estado”.
Los habitantes de Soledad no solo exigen investigaciones sobre la autoría del panfleto, sino una estrategia real para enfrentar las amenazas que ya afectan la economía y la movilidad local. El temor no puede seguir marcando el ritmo de la ciudad.
