Alejandro Gaviria reconoce fuertes críticas a la reforma a la salud y revela que las ha expuesto ante el gabinete del presidente Petro.
“Creo en la deliberación y en la posibilidad de lograr consensos”, sostuvo el ministro de Educación, sobre sus reparos al proyecto de la ministra Carolina Corcho.
Este jueves, el exministro de Salud y ministro de Educación del Gobierno Petro, Alejandro Gaviria, reconoció que fue el autor de un documento que contiene fuertes críticas a la reforma a la salud.
“El documento sobre la reforma a la salud que está circulando en medios de comunicación lo escribí días antes del Consejo de Ministros que tuvimos en Villa de Leyva. Allí lo expuse en su totalidad y fue discutido ampliamente por todo el gabinete. Creo en la deliberación y en la posibilidad de lograr consensos para construir las reformas que el país necesita. Seguiré aportando con responsabilidad y buen juicio en las discusiones internas de gabinete. Mi compromiso con el gobierno del presidente Petro sigue firme”, sostuvo Gaviria.
Alejandro Gaviria critica con el alma la propuesta de Carolina Corcho: “La reforma puede hacer mucho daño. Mucho daño”.

En un documento de cuatro páginas están descritas las principales objeciones de quien se desempeña como ministro de Educación. Allí, en sus palabras, resume en cinco ítems las principales deferencias.
Gaviria, quien fue ministro de Salud durante cinco años, comienza señalando que la propuesta del Gobierno no tiene un panorama completo y que se culpa solamente a las EPS de la situación actual del sistema.
“Todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico, por un análisis de lo que funciona y no funciona, por una evaluación de las capacidades y las heterogéneas realidades territoriales. Esto no ha ocurrido con la reforma a la salud que ahora se propone”, se lee en el texto.
A línea seguida, afirma que se insinúa que la mayoría de los problemas se originan en la administración privada y pública. “Como si eliminar las EPS fueran una solución a los problemas de insostenibilidad financiera, corrupción y desigualdad territoriales”, sostuvo.
Argumentó que los problemas financieros existen en todos los sistemas de salud. “Los sistemas públicos europeos están al borde de la quiebra. El subsistema colombiano del magisterio (que no tiene EPS) enfrenta también grandes dificultades financieras y tiene, en comparación con el régimen contributivo, tres veces más quejas por 1.000 afiliados. Lo mismo ocurre con el subsistema de las Fuerzas Armadas”, agregó Gaviria.
En ese sentido, indicó que la experiencia de Colombia “con pagadores únicos ha sido desastrosa. Lo fue con la llamada libre adscripción del Seguro Social en 1996, lo fue con los recobros directos del Fosyga por la atención a la población desplazada en 2001, lo fue durante la década pasada con los pagos de las secretarías de Salud por los servicios No pos del Régimen Subsidiado”, detalló.
Respecto a uno de los puntos en los que más se ha insistido desde la administración de Corcho está el mejorar el acceso de los habitantes de zonas rurales. Como análisis, Gaviria reconoce las brechas y admite que “deben corregirse”. Pero asegura que la reforma plantea “una forma extraña: destruir lo que funciona en las ciudades para supuestamente arreglar lo que no funciona en las zonas rurales”, añadió el economista de profesión.
Resaltó los beneficios del sistema de salud colombiano
En la mitad del texto filtrado, el ministro de Educación resaltó por lo menos siete puntos buenos del sistema de salud del país.
“Hay mucho que conservar del sistema actual. Casi todos los hogares están protegidos financieramente: una enfermedad no implica una quiebra familiar, ni obliga a la liquidación de activos. Un puñado de hospitales están entre los mejores de la región. Los sistemas de información se han sofisticado como resultado de décadas de trabajo. El manejo de muchas enfermedades crónicas es ejemplar. En los mejores hospitales privados se atienden personas de todos los orígenes socioeconómicos. En fin, el sistema actual es producto de treinta años de innovación y trabajo colectivo. Destruirlo sería un suicidio”, dijo.