En una carta abierta sin precedentes, el excanciller Álvaro Leyva Durán lanzó la más dura crítica que hasta ahora haya dirigido un miembro del círculo cercano del gobierno Petro contra el propio mandatario. En el documento, fechado el 5 de mayo y dirigido personalmente al presidente, Leyva le pide evaluar su continuidad en el cargo, advirtiendo que su comportamiento errático y ausencias inexplicadas constituyen una amenaza para la estabilidad nacional.
Leyva hace un recuento cronológico de episodios en los que, según él, Petro desapareció o actuó de manera incoherente en eventos clave de política exterior: desde su silencio absoluto en una cena de Estado con Xi Jinping en China, hasta su ausencia sin justificación en compromisos oficiales en Chile y Alemania. También denuncia que el presidente habría firmado actos administrativos en condiciones inapropiadas y bajo un estado de salud mental y emocional “comprometido”.
El excanciller señala una supuesta adicción que, según sus palabras, “afecta su equilibrio psíquico y emocional”, citando incluso entrevistas donde Petro habría reconocido indirectamente su situación. Además, lo acusa de haber convertido el lenguaje presidencial en un instrumento de polarización, desprecio y confrontación ideológica, lo que —asegura— ha minado la legitimidad de la investidura presidencial en el plano internacional.
Leyva no escatima en calificativos: asegura que Petro está enfermo, que su conducta genera vergüenza en la diplomacia y que persiste en decisiones unilaterales, con discursos incendiarios que solo profundizan el caos institucional. “Es hora de revisar su permanencia en la Presidencia”, concluye, proponiendo un proceso de transición ordenado que respete la Constitución.
La carta abre un nuevo capítulo de fractura interna en el petrismo y pone sobre la mesa un debate que hasta ahora era tabú en sectores afines: ¿está Petro en condiciones de seguir gobernando?