La Casa Blanca cree que una salida diplomática es más viable que un bombardeo, pese a la creciente presión militar.
En un movimiento que sacude el ya tenso tablero geopolítico del hemisferio, el presidente Donald Trump ha dicho a su círculo cercano que planea sostener una conversación directa con Nicolás Maduro, según revelaron funcionarios de su administración al medio Axios. La intención de contactar al mandatario venezolano, a quien Washington acaba de designar como líder de una organización terrorista, supone un giro notable en la estrategia estadounidense hacia Caracas.
El paso, calificado por altos funcionarios como un “hito”, sugiere que la Casa Blanca se inclina, al menos por ahora, hacia una combinación de presión diplomática y fuerza militar calibrada. “Nadie planea entrar y dispararle o secuestrarlo, en este momento”, señaló un alto asesor. Sin embargo, admitió que esa posibilidad no está totalmente descartada. La prioridad operativa inmediata, insistió, sigue siendo la campaña contra el narcotráfico: “Vamos a hacer estallar barcos que transporten drogas”.
La Operación Lanza del Sur, despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, ha dejado hasta la fecha 83 muertos en 21 ataques con misiles contra embarcaciones señaladas de participar en el tráfico de drogas. Paralelamente, el Departamento de Estado designó como Organización Terrorista Extranjera a un supuesto cartel venezolano, lo que amplía la legitimidad legal para justificar acciones militares dentro o en las cercanías del territorio venezolano.
Ese mismo día, el general Dan Caine, considerado el arquitecto operativo de la estrategia Southern Spear, llegó a Puerto Rico, donde unos 10.000 militares respaldan las misiones en el Caribe. Aunque la narrativa oficial es antidrogas, fuentes de la administración reconocen que el objetivo último sigue siendo el cambio de régimen en Caracas, una idea que Trump ya había impulsado en su primer mandato.
La Casa Blanca insiste en que no existe un plan para asesinar a Maduro, pero reconoce que su salida sería bienvenida. “Si Maduro se va, no derramaremos ni una lágrima”, afirmó una funcionaria consultada. La llamada entre ambos mandatarios aún no tiene fecha, pero ya está en preparación. “Todas las opciones están sobre la mesa”, dijo otra fuente.
Funcionarios estadounidenses creen que Maduro intentará acercarse a Washington con ofertas recurrentes: elecciones, petróleo barato y distancia con Rusia, promesas que, según ellos, ha repetido sin concretar. Pero lograr que abandone el poder sería extremadamente difícil, en parte porque —según evaluaciones de inteligencia— sus aliados cubanos podrían verlo como una traición y actuar en su contra.
Dentro del gobierno, Trump es identificado como el principal halcón en la política hacia Venezuela, seguido por Stephen Miller y Marco Rubio, quienes han trabajado para mantener la “opcionalidad” militar y para depurar del Departamento de Estado a funcionarios reacios a la línea dura. Rubio, quien en 2019 frenó una operación por falta de recursos militares, hoy sí cuenta con ese músculo operativo.









