El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha tomado una drástica decisión en su corta pero intensa gestión, solicitando la renuncia de todos los funcionarios de su cartera en el marco de una profunda reestructuración. Esta medida se da mientras la Fiscalía General de la Nación avanza en una investigación relacionada con el presunto tráfico de influencias que involucra al ministro.
Desde su llegada al cargo, Benedetti ha sido claro al expresar que no mantendría a todo su equipo de trabajo. “Cada torero llega con su cuadrilla”, dijo el ministro, dejando entrever que seguirá haciendo ajustes en su equipo en los próximos días. El ministro, conocido por su estilo directo y sin rodeos, aseguró que los cambios no responden a cuestiones personales, sino a una estrategia de reorganización de su equipo para enfrentar los grandes desafíos que tiene por delante.
A pesar de las versiones que han circulado sobre la salida de Alexander Jaimes, director de Asuntos Religiosos, como una represalia contra los partidos cristianos que se opusieron a la reforma laboral del Gobierno, Benedetti desmintió tales acusaciones, afirmando que su decisión estaba basada en razones ajenas a la política. “No iba a contar con él por razones completamente diferentes a las que se están mencionando”, comentó.
Trabajo desde la Casa de Nariño
El ministro también reveló que, aunque oficialmente despacha desde el Ministerio del Interior, en realidad ha estado trabajando desde la Casa de Nariño, sede del Gobierno, dada la urgencia de temas como la reforma a la salud, la situación en el Catatumbo y la posibilidad de declarar conmoción interior. “Ni siquiera conozco el baño de mi oficina porque no he estado ahí”, expresó con tono jocoso, reflejando el ritmo frenético de sus primeras semanas en el cargo.
La reestructuración en medio de un clima político complejo
La solicitud de renuncias masivas llega en un momento de gran tensión política, en el que Benedetti está enfrentando una agenda cargada de temas delicados, incluidas reformas estructurales y la necesidad de mantener el apoyo de sectores clave en el Congreso. A pesar de estar en el cargo desde hace menos de dos semanas, ha dejado claro que su gestión será de cambios profundos, buscando una reorganización que le permita responder a las demandas sociales y políticas del país.
Sin embargo, mientras lleva a cabo estos cambios, Benedetti también está siendo investigado por la Fiscalía en relación con un presunto caso de tráfico de influencias. La investigación se centra en las gestiones que el ministro habría realizado para favorecer a ciertos terceros en procesos administrativos, algo que ha generado críticas desde la oposición, que considera el caso como una muestra de las redes de poder y corrupción en la política colombiana.
La trama de influencias y la oposición
El caso comenzó a raíz de declaraciones de Luis Carlos Reyes, exdirector de la DIAN, quien señaló que Benedetti habría estado involucrado en conversaciones sobre nombramientos en las aduanas antes de que Reyes asumiera su cargo. A pesar de la gravedad de las acusaciones, tanto Benedetti como otros miembros del gobierno han defendido sus acciones, señalando que las conversaciones previas no constituyen un delito. Sin embargo, José Félix Lafaurie, abogado y exsenador, destacó que será la Corte Suprema de Justicia la encargada de definir si estas gestiones encajan dentro del delito de tráfico de influencias.
“Es la Corte Suprema quien debe decidir si se configura el delito. Lo que es claro es que la política colombiana está marcada por estos juegos de influencias que continúan afectando el país”, señaló Ruiz, otro crítico del gobierno.
Con una agenda ajetreada y una reestructuración en marcha, Benedetti parece decidido a imprimir su propio sello en el Ministerio del Interior, enfrentando tanto los retos administrativos como los escollos judiciales que se le presentan. Sin embargo, su inicio en el cargo parece estar marcado por controversias que podrían seguir generando tensiones en el gobierno y la oposición.