El incremento del salario mínimo en un 23 % no solo impacta el ingreso de quienes devengan el mínimo legal, sino que pone en marcha una cascada automática de aumentos en cientos de valores, tarifas y sanciones que están indexadas al Salario Mínimo Mensual Legal Vigente (SMMLV).
Uno de los efectos más inmediatos se da en el régimen de multas y sanciones. Comparendos de tránsito, multas policiales, sanciones administrativas, ambientales y laborales, así como penalidades por incumplimientos contractuales con el Estado, suben en la misma proporción, encareciendo cualquier infracción para ciudadanos, empresas e independientes.
La cadena de incrementos también golpea los trámites y servicios del Estado. Derechos notariales, registro de escrituras, certificaciones oficiales, autenticaciones, licencias, permisos, trámites ante cámaras de comercio y registros públicos ajustan sus costos al nuevo salario mínimo.
En salud y seguridad social, el aumento se refleja en mayores copagos, cuotas moderadoras, aportes mínimos a salud y pensión, además de multas por no afiliación y sanciones a empleadores. En vivienda, suben multas urbanísticas, gastos notariales de compraventa, escrituración y cánones de arrendamiento cuando están atados al mínimo.
Educación, transporte, justicia y actividad empresarial tampoco quedan al margen. Matrículas de instituciones públicas, derechos de grado, licencias de conducción, patios y grúas, costos procesales, indemnizaciones laborales y multas del Ministerio de Trabajo se ajustan automáticamente.
Expertos advierten que, más allá del aumento nominal del ingreso, esta indexación generalizada termina elevando el costo de vida, presionando precios y afectando a millones de personas que no reciben el salario mínimo, pero sí asumen sus efectos en la vida cotidiana y en la actividad productiva.








