104 asesinatos entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008, cinco de ellos fueron víctimas menores de edad.
El general (r) Mario Montoya Uribe, excomandante del Ejército Nacional, deberá enfrentar los cargos que le imputará la Fiscalía General de la Nación por su presunta responsabilidad en 104 casos de homicidios de civiles a los que militares hicieron pasar como bajas en combate, en la serie de casos conocida como “falsos positivos”, entre los cuales hay cinco menores.
Para la Fiscalía, el excomandante del Ejército incurrió en los delitos de homicidio agravado en concurso homogéneo y sucesivo en calidad de determinador, donde los homicidios tuvieron lugar entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008, cuando Montoya se desempeñó como comandante del Ejército.
Las investigaciones arrojan que los asesinatos de civiles se dieron para para reportarlos por algunos integrantes del Ejército Nacional como resultados operacionales exitosos.
Asimismo, indican que el 20 de noviembre de 2007 el Comando General de las Fuerzas Militares la directiva 300-28, la cual ordenó a todas sus unidades subalternas privilegiar como medición de los resultados operacionales las desmovilizaciones colectivas e individuales sobre las capturas y estas sobre las muertes en combate, es decir, ordenó cambiar las prioridades operacionales. La directiva surgió luego de denuncias de otorgamiento de privilegios por homicidios.
Según la investigación, el general Montoya había recibido muchas quejas de manera directa e indirecta a través del inspector del Ejército o de sus delegados.
Desde el 20 de noviembre, Montoya recibió la orden de cambiar la forma de evaluar la campaña. Montoya comunicó la nueva directiva, pero no la aplicó, es decir, siguió evaluando a los comandantes de todos los niveles del mando por la cantidad de muertes en combate reportadas.
En este orden de ideas, de manera consciente, el general Montoya habría desobedecido la orden emitida por el Comando General de las Fuerzas Militares.
Además, el oficial continuó presionando a los cadetes de divisiones, brigadas y batallones del Ejército para que reportaran muertos en combate y cumplieran su política de resultados operacionales, según la cual las muertes en combate eran el único criterio para evaluar la campaña.
Adicionalmente, Montoya organizó las divisiones, brigadas y batallones del Ejército en un ranking de resultados operacionales en el que el orden no fue definido por la cantidad de capturas, sino muertes reportadas en combate.