Álvaro Aguirre Garrido, de 56 años, falleció el pasado lunes en el Hospital General de Barranquilla tras recibir una herida por una ‘bala perdida’ durante un procedimiento policial en el barrio Santo Domingo. El incidente ocurrió el 2 de septiembre en la calle 90 con 4C, en el sector de La Embajada.
Según Yulieth Aguirre, hija de la víctima, su padre estaba sentado en la terraza de un vecino, donde solía reunirse a jugar parqués, cuando ocurrió el trágico evento. En ese momento, una patrulla de policía estaba persiguiendo a un presunto delincuente. Durante la persecución, los policías chocaron contra un taxi estacionado, y el sospechoso, al verse acorralado, comenzó a disparar. Uno de los disparos impactó en la pierna izquierda de Álvaro Aguirre.
Aguirre fue auxiliado por los policías y llevado a la clínica San Ignacio, donde recibió las primeras atenciones. Sin embargo, su salud empeoró debido a la falta de medicamentos y atención médica adecuada. Según Yulieth, el tratamiento fue interrumpido por problemas con la EPS y la clínica, lo que agravó el estado de su padre.
“Mi papá empezó a rabiar de la pierna que se le puso morada. La doctora dijo que no era necesario operar porque solo había afectado el músculo. A pesar de ello, su condición empeoró”, relató Yulieth. Agregó que enfrentaron dificultades para que se le administraran los medicamentos necesarios y que, tras pagar 250 mil pesos, no les proporcionaron los documentos necesarios para trasladarlo a otro centro médico.
Álvaro Aguirre fue finalmente trasladado al Hospital General de Barranquilla, pero llegó en estado crítico. “Mi papá entró en paro y, a pesar de los esfuerzos por reanimarlo, nunca recuperó la conciencia. Murió debido a complicaciones respiratorias”, explicó su hija.
Yulieth Aguirre ha solicitado justicia para su padre y ha responsabilizado tanto a la Policía como a la clínica San Ignacio por la muerte de su padre, alegando negligencia médica y falta de atención adecuada.
Álvaro Aguirre Garrido trabajaba en una verdulería y era conocido en su comunidad por su amabilidad y generosidad. La tragedia ha conmocionado al barrio Santo Domingo, donde la familia pide respuestas y justicia por la pérdida de un ser querido.