Los efectos del tifón Doksuri, que azotó el sur y el centro de China la semana pasada, han provocado que Pekín y el norte del país hayan sufrido las lluvias más intensas en más de una década, interrumpiendo los servicios públicos y el suministro de alimentos en algunas zonas.
En distritos como el de Fangshan en Pekín se desplegaron hasta helicópteros para llevar alimentos, agua y suministros de emergencia a las zonas montañosas que quedaron aisladas por las lluvias.
El número de fallecidos en Pekín aumentó a 11 este martes, a lo que hay que sumar 9 muertos en la provincia vecina de Hebei.
El presidente chino, Xi Jinping, ordenó que se hagan “esfuerzos exhaustivos de búsqueda” para encontrar a las decenas de personas que siguen desaparecidas y rescatar a las que hayan quedado atrapadas.
Las imágenes más llamativas de los diluvios se registraron en el distrito de Mentougou, en el oeste de la capital, donde las lluvias llegaron a convertir el lunes las carreteras en ríos, arrastrando los automóviles.