A las tres niñas de entre cinco y nueve años se les perdió la pista el pasado viernes, después de que su progenitor las recogiera para pasar la tarde como parte del acuerdo de custodia
Una tragedia ha conmocionado esta semana a Washington y a todo Estados Unidos. Tres hermanas —de 9, 8 y 5 años— declaradas desaparecidas el pasado viernes, tras irse con su padre en una visita parental programada, fueron encontradas muertas en una zona boscosa y remota del condado de Chelan, cerca de la frontera con Canadá. El caso, que comenzó como una búsqueda contrarreloj, ha virado hacia una investigación criminal con un nombre en el centro de todas las miradas: su padre, Travis Decker.
Paityn, Evelyn y Olivia Decker fueron vistas por última vez el viernes por la tarde, cuando Decker las recogió como parte de una visita programada. Nunca regresaron. Horas después, la madre de las pequeñas denunció su desaparición ante la policía al constatar que el padre no las había devuelto.
Se desplegó entonces una intensa búsqueda por tierra y aire que culminó con un hallazgo de los cuerpos de las niñas cerca del campamento Rock Island, en el condado de Chelan, al norte del estado. Las autoridades confirmaron que los cadáveres estaban cerca del vehículo de Decker.
Imágenes de Travis Decker, de 32 años, difundidas por el Departamento de Policía de Wenatchee.
El Departamento de Policía de Wenatchee ha emitido una orden de búsqueda contra Travis Decker, de 32 años, a quien señalan como principal sospechoso de tres secuestros y tres asesinatos. Exmilitar sin domicilio fijo, se cree que Decker vivía en su coche y que podría estar utilizando su entrenamiento militar para eludir a las autoridades. «Es una zona remota y todo apunta a que el padre estuvo involucrado», explicó Biran Chancem capitán de la policía.
Las causas exactas de la muerte de las niñas no han trascendido, aunque la policía espera que las autopsias puedan aportar información clave en las próximas horas. Lo que sí se sabe es que el hallazgo del vehículo y la localización de los cuerpos en las inmediaciones apuntan a una muerte premeditada, más que accidental o espontánea.