Lo que debía ser una noche tranquila en el hogar del profesor José Castillo Pérez, se convirtió en una pesadilla. Cuatro hombres armados irrumpieron en su vivienda la madrugada del martes 4 de junio, en un hecho que ha estremecido al municipio y encendido las alarmas por la creciente inseguridad en la región.
El educador, miembro de la Asociación de Educadores del Atlántico (ADEA), relató con angustia lo ocurrido. Los asaltantes, portando pistolas, amordazaron y ataron a toda la familia, mientras exigían dinero. “Pensé que verdaderamente ahí había llegado ya el momento”, dijo, al recordar cómo su esposa e hijo fueron también sometidos con violencia.
Los delincuentes saquearon la vivienda, llevándose celulares, documentos sindicales, joyas, dinero en efectivo y hasta el sistema de videovigilancia. Una de las mayores pérdidas fue el contenido de tres alcancías que acumulaban los ahorros familiares de casi nueve meses.
Castillo no descarta que el ataque esté vinculado a su labor gremial o política. Los ladrones parecían conocer detalles específicos de su entorno familiar y laboral, e incluso amenazaron a su esposa con represalias si se denunciaba el hecho.
El caso ya fue reportado ante la Sijín, mientras que desde ADEA y distintos sectores del magisterio se ha expresado solidaridad con el docente. “No le deseo esto a nadie”, afirmó, mientras hacía un llamado a sus colegas a proteger su privacidad, en especial sobre datos sensibles como los ingresos.
A pesar del dolor, Castillo expresó que no guarda odio hacia sus agresores. “Estoy orando por ellos y por sus familias. Esto no es solo una tragedia personal, es un reflejo de lo que estamos viviendo como sociedad”.
El violento episodio ha reforzado el clamor de la comunidad por mayores acciones de las autoridades frente a la inseguridad que hoy amenaza incluso a quienes dedican su vida a la enseñanza y al servicio público.